lunes, 7 de noviembre de 2011

Historia de las hermanas Mirabal "Las Mariposas"


        Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, eran tres hermanas que vivían en la pequeña provincia de Salcedo, de la República Dominicana. Estas mujeres lucharon por la libertad política de su país y fueron opositoras a Rafael Trujillo, uno de los tiranos que tuvo Latinoamérica.
Por esa actitud fueron perseguidas, encarceladas varias veces y asesinadas a golpes un 25 de noviembre de 1960.
En honor a ellas cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer, fecha establecida en el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, celebrado en el año 1981, en Bogotá (Colombia).

DE MARIPOSA A MARIPOSAS  Las hermanas Mirabal son representadas como Mariposas. Es que, desde épocas milenarias, se dice que Las Mariposas tienen la capacidad de cambiar el estado de cosas.
Minerva, según atestiguan quienes la conocieron, demostró que vino al mundo con una inteligencia prodigiosa y con una sensibilidad espiritual, factores éstos que la convirtieron en una persona atractiva y en una devoradora de libros sobre literatura y poesía.
En sus ratos libres se ejercitaba en la pintura. Todas las hijas del matrimonio Mirabal Reyes, eran bonitas pero la belleza de Minerva destacaba.
La Mariposa era el nombre secreto de Minerva, lo usaba en sus actividades políticas clandestinas en contra de la tiranía trujillista y también así la llamaba su gente cercana, porque era distinta y muy sensible.
En junio de 1949, la muchacha y sus padres, invitados por las máximas autoridades de su provincia, asistieron a una fiesta ofrecida en el Palacio de la Gobernación, que marcaría el inicio del rumbo trágico para toda la familia: Trujillo conoció a Minerva Mirabal y se sintió atraído por su belleza.
A los pocos días la familia Mirabal recibió una nueva invitación del gobierno, para que asistieran a la fiesta de inauguración de un hotel. En esa oportunidad el dictador y su hijo Ramfis bailaron con Minerva. Trujillo aprovechó la ocasión para demostrar con galanterías su atracción hacia ella, conducta que no fue del agrado de la joven y por tal motivo dejó de bailar.
El 12 de octubre de ese mismo año, con el supuesto propósito de homenajear a la sociedad, Trujillo organizó otro festejo al que invitó a los Mirabal. Era tan notable el interés por esa mujer que la invitación fue llevada a la residencia de la familia de la heroína por el propio gobernador, en compañía de un senador de la provincia.
Cuando esta tercera invitación fue recibida por los Mirabal, su madre se opuso a que Minerva asistiera a la fiesta. Luego de examinar las implicaciones políticas que tendría tal negativa, decidieron enviar a una representación integrada por el padre, Patria, Minerva y Dedé, los
respectivos esposos de la primera y la tercera.
En esta oportunidad el tirano dominicano reinició con brío su intento de atraer a la joven. Bailó en varias oportunidades con ella, conversó en medio del salón con la pretendida y recibió otro rechazo.
La familia, al enterarse de lo sucedido entre Trujillo y Minerva, se retiró de la fiesta llena de temores y desató la cólera del sátrapa, que vió en esa actitud una irreverencia hacia su persona.
A partir de este momento fue montado un riguroso espionaje sobre la vida de Minerva. Trujillo, en persona, era informado sobre todas sus actividades.
El padre fue sometido a humillaciones y a varias prisiones, que terminaron enfermándolo espiritual y físicamente. Murió el 14 de diciembre de 1953.
En 1954, encontrándose de vacaciones, Minerva conoció a Manuel Aurelio Tavares Justo, también estudiante de Derecho, como ella, con quien estableció relaciones que la llevarían al matrimonio en noviembre del año siguiente.
Manolo Tavares tenía una elevada sensibilidad por las causas sociales y políticas, ya para ese momento era opositor al régimen dominicano.
Los jóvenes comenzaron a seleccionar a sus amistades, en función de la unidad de criterios, respecto a la situación imperante en el país.
Los últimos años de la década del ´50 fueron de inquietud social en toda América Latina. La caída, primero, del dictador colombiano Rojas Pinalla. Más tarde la del venezolano Pérez Jiménez y en 1959 la huida de Cuba de Batista, tras el triunfo revolucionario de las fuerzas rebeldes de Fidel Castro, no sólo abrieron las compuertas de la democracia en esos países, sino que levantaron la esperanza de cambios profundos en todo el continente.
Minerva y su pareja habían ya formado un grupo de conjurados en contra de Trujillo. Los delataron y esa delación ofreció a los servicios secretos de la tiranía informes con cada movimiento y detalle de sus contactos.
La acción de los agentes represivos fue inmediata. Días más tardes, Minerva y luego su hermana María Teresa fueron detenidas. Al final de ese mismo mes, más de un centenar de miembros habían caído presos. Todos pasaron por la cárcel, donde fueron sometidos a torturas. Varios perdieron la vida.
Ante la prisión de tantas personas, en su mayoría muy jóvenes procedentes de la clase media alta, cuyos padres tenían vínculos estrechos con el tirano, se creó un clima de tensión nacional adverso al gobierno. A ello se agregó la denuncia hecha por la iglesia católica por medio de una carta pastoral que condenaba las acciones de Trujillo.
Tal situación lo obligó a poner en libertad a las mujeres detenidas y al mes siguiente y subsiguiente, a decenas de jóvenes varones presos por simples sospechas.
Meses después, encontrándose la dictadura en una fase represiva que bordeaba la locura (en estos días Trujillo ordenó el asesinato de Rómulo Betancourt, presidente de Venezuela) Minerva y María Teresa, fueron de nuevo apresadas y sometidas a la in-justicia por “atentar contra la seguridad del Estado”.
Las hermanas Mirabal comentaron los rumores que circulaban en Salcedo sobre la posibilidad de sufrir un “accidente”, estilo clásico que utilizó la satrapía cuando ordenaba la desaparición de un opositor importante, con la supuesta intención de ocultar el crimen.
El 25 de noviembre de 1960, cuando las hermanas Mirabal iban rumbo a su hogar, fueron detenidas por un vehículo que interceptó el jeep que las conducía, las introdujeron a empujones al vehículo de los matones, para llevadas a un lugar escogido en la carretera que bordeaba un precipicio y asesinarlas a garrotazos.
Es en memoria de estas tres dominicanas, luchadoras por la libertad, que el 25 de noviembre, fecha de su asesinato, se convirtió en el símbolo de la lucha internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer.-