martes, 14 de junio de 2011

Lapidación en Somalía

La niña lapidada el lunes en Somalía tenía tan sólo 13 años, y no 23

Martes, 04 de noviembre del 2008 / INTERNACIONAL
La ONG Amnistía Internacional (AI) denunció este viernes que Aisha Ibrahim Duhulow, una niña que había sido violada y que murió lapidada el pasado lunes en Somalía por haber cometido presuntamente adulterio, tenía tan sólo 13 años y no 23 como se creía en un principio.
Duhulow fue lapidada por un grupo de 50 hombres en un estadio de la localidad portuaria de Kismayu, en el sur del país, ante cerca de 1.000 espectadores. Varios periodistas somalíes afirmaron en un primer momento que la víctima tenía unos 23 años, según su apariencia física, aunque más tarde AI pudo establecer que tenía 13 años, tras consultar varias fuentes, incluido el padre de la niña.

   La ONG indicó asimismo que Duhulow había sido acusada de adulterio según la ley islámica, pero que dichas fuentes relataron que en realidad había sido violada por tres hombres y que al intentar denunciar la violación ante la milicia de Al Shabab, que controla Kismayu, fue acusada de adulterio y detenida. Ninguno de los hombres que participaron en la presunta violación ha sido acusado ni arrestado, añadió AI.
   El padre también reveló que habían llegado a Kismayo desde el campamento de refugiados de Hagardeer, en el noreste de Kenia, tan sólo tres meses antes. Duhulow fue detenida por la milicia de las autoridades de Kismayo, una coalición entre el clan Al Shabab y las milicias del clan. Durante ese tiempo, según testigos, se deprimió e incluso algunos afirman que se volvió mentalmente inestable.
   Por otro lado, AI pudo saber que se trasladó un camión lleno de piedras hasta el estadio para la lapidación. Además, durante la misma, las enfermeras se la llevaron para ver si Duhulow aún seguía viva y, al comprobar que así era, volvieron a colocarla en el hoyo en donde estaba siendo lapidada para continuar con la ejecución.
   La ONG comentó que un individuo identificado como Sheij Hayakalah declaró que "las pruebas fueron presentadas por su parte y ella confirmó oficialmente su culpa". "Además nos dijo que estaba feliz con su castigo en virtud de la ley islámica", según citó la emisora Shabelle. Estas declaraciones contrastan con lo que varios testigos aseguraron a Amnistía: que la niña intentó luchar contra sus captores y tuvo que ser llevada por la fuerza al estadio.
   Además, una vez dentro del edificio, los milicianos dispararon contra varias personas que intentaron salvarla y mataron a un chico que se encontraba allí. Un portavoz de Al Shabab se disculpó más tarde por la muerte del niño y aseguró que el que le disparó sería castigado.
   "Esto no es justicia, ni fue una ejecución, esta niña sufrió una muerte horrenda encargada por los grupos armados opositores que actualmente controlan Kismayo", aseveró el responsable para Somalía de Amnistía, David Copeman.
   "Su asesinato es incluso otro de los abusos de los Derechos Humanos cometidos por los combatientes en el conflicto de Somalía, y demuestra otra vez la importancia de la acción internacional para investigar y documentar esos abusos, a través de una comisión internacional de investigación", añadió.